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viernes, 9 de diciembre de 2011

La olla podrida dio origen a los cocidos


Después de Dios, la olla, y lo demás bambolla, decían nuestros antepasados del Siglo de Oro. La olla era la llamada olla podrida, la madre de todos los cocidos, y la bambolla era y es, según el Diccionario, una cosa fofa, de poco valor, y también ostentación excesiva y de más apariencia que realidad.
A estas alturas sigue habiendo gente que investiga el origen del cocido, de la olla, del puchero. Se habla de la adafina, una comida completa que los judíos preparaban para el sábado; los cristianos habrían añadido al plato diversas porciones de cerdo, y de ahí vendría su versión, es decir, la olla. Sí sabemos que los cocidos españoles y americanos provienen de esa olla, que se llamó podrida.
La olla, el cocido, el puchero son el sueño del hambriento y del glotón de todas las épocas: para Sancho Panza, el Paraíso debía de parecerse mucho a aquellas bodas de Camacho en las que ocas y capones servían de espuma de las ollas del festín nupcial; Pantagruel podía soñar con un buen “pot-pourri” (olla podrida) lleno de suculencias. Porque un cocido es eso: un conjunto de suculencias más o menos armonizadas. ¿De dónde viene? Lo único que está claro es que para cocer algo en agua es necesario contar con un recipiente “ad hoc”, de modo que el cocido presupone la invención de la alfarería. A partir de ahí la idea de meter verduras, legumbres, carnes y aves en un puchero para conseguir caldo, un plato de vegetales y otro de carnes se le pudo ocurrir a cualquiera.
Fuente: Listin Diario

viernes, 18 de noviembre de 2011

Legumbres por Mikky Guerrero


Se denomina legumbre (del latín legumen) a un tipo de fruto seco, también llamado comúnmente vaina o capi. Asimismo, reciben tal nombre las semillas comestibles que crecen y maduran dentro de este fruto y las plantas que lo producen.


Las legumbres constituyen un grupo de alimentos muy homogéneo, formado por los frutos secos de las leguminosas, siendo dehiscentes, desarrollados a partir del gineceo, de un solo carpelo y que se abre tanto por la sutura ventral como por el nervio dorsal, en dos valvas y con las semillas en una hilera ventral. Estas vainas suelen ser rectas y carnosas. Por lo general poseen una carne interior esponjosa, aterciopelada y de color blanco. Su parte interna corresponde al mesocarpio y al endocarpio del fruto.

106911_Birthday 20% Off Banner 368x280El tamaño de las legumbres varía desde un milímetro o poco más hasta cincuenta centímetros. Su forma, aunque en la mayoría de los casos es alargada y comprimida, como la de las judías, frijoles o habichuelas, varía muchísimo.

Estos frutos pertenecen al gran grupo de las plantas leguminosas (familia Fabaceae) y, a pesar del gran número de especies que componen esta familia, las utilizadas para la alimentación humana y del ganado son relativamente pocas.

La parte de la planta consumida en alimentación animal y humana varía entre las distintas especies de leguminosas. En la mayor parte de los casos, la parte comestible coincide con la utilizada por la planta como almacén de sustancias de reserva. La gran variación existente en la parte consumida es una consecuencia de la diversidad de estrategias utilizadas por las leguminosas para su adaptación a los medios más diversos.

Las principales legumbres consumidas en la alimentación humana son:
Alfalfa
Guisantes (arvejas, alverjas o chícharos)
Frijoles (porotos, judías, alubias o habichuelas)
Garbanzos
Habas
Ejotes (judías verdes, chauchas, vainitas o porotos verdes)
Lentejas
Lupinos (altramuces o chochos)
Cacahuetes (cacahuates o maníes)
Soja (soya)

Las legumbres pueden comerse tiernas, secas, de forma cocida, fritas, etcétera. Desde el punto de vista nutricional son más aconsejables las tiernas, aunque desde el punto de vista gastronómico y del paladar, por la variedad de estilos de preparación, las secas son las más utilizadas. Suelen formar parte de numerosas variedades de cocidos.

Granos verdes y legumbres de algunas especies constituyen la base de numerosos platos de cocina. Durante las operaciones culinarias (remojo y cocido) se pierden los tóxicos que pudieran contener. Es esencial que las vainas no tengan "pergamino", que es el tejido intercalado en el parénquima del fruto y su función es provocar la dehiscencia de la vaina para lanzar la semilla madura. La eliminación del pergamino se ha conseguido por selección a lo largo de los siglos o milenios en las especies con variedades de vaina comestible.

Lo más incómodo y menos popular de estos alimentos es su larga preparación, condicionada por un remojo de varias horas previo a una cocción prolongada. Sin estos preparativos culinarios no se podría disponer de féculas y proteínas en condiciones de ser incorporadas al organismo a través del aparato digestivo. Las recomendaciones en el consumo de legumbres son:
Ponerlas a remojo unas 12 horas antes con agua lo más pura posible sin añadirle sal ni bicarbonato que ralentiza el ablandamiento y altera el sabor, pero una pequeña cantidad de bicarbonato de sosa no tiene manifestación organoléptica alguna y al debilitar las indigestas fibras de celulosa de la cubierta de las legumbres las hace menos indigestas y además aumenta la permeabilidad al agua.

La cocción no necesariamente debe hacerse en ollas a presión o con cerrado hermético, aunque suelen ser buenas para acortar el tiempo de cocción y conservar las propiedades nutritivas.

Se debe añadir sal en el último momento para evitar que las pieles se endurezcan.

Se recomienda consumir legumbres dos veces por semana, sin perder este hábito en verano, por ejemplo en ensaladas frías o cremas mezcladas con verduras.

Muchas de las desventajas de la cocción y de su remojo inicial se han eliminado hoy en la actualidad ya que es posible adquirirlas envasadas en latas o en tarros de cristal, que por regla general poseen largos periodos de conservación (oscilan entre los cinco y seis años desde su envasado).