Colando café en las montañas verdes de República Dominicana, denominamos este lugar como el jardín del edén, en este lugar no llega ninguna señal telefónica, no hay Internet, jajaja, no hay electricidad, lejos de la civilización, por aquí no se escucha ningun ruido de motor o vehiculo.
Aquí el café tiene un sabor extraordinario a tranquilidad, un sabor a paz, un sabor a espiritualidad, se trata de compartir su rico aroma con Dios.